jueves, 21 de abril de 2011

Sobre la prostitución

En esta sociedad caótica la prostitución tal vez sea la profesión más noble.
Cuando pienso en la profesión de los psicólogos y de las prostitutas no distan mucho una de la otra, ambos cobran por hora o por sesión, tratan con gente que tiene necesidades: de ser escuchado, de satisfacerse, de ser alguien más etc.…
La diferencia radica en que las prostitutas van directo al hecho, al contacto, entregan lo que el cliente necesita. Visto desde cierto punto hacen un bien social podrían ser santas. Son mujeres extraordinarias, que saben los gajes de su profesión. En los arquetipos jungnianos se definirían como mujeres con una fuerte carga sexual, atraídas por el poder y el dinero, dominadas por su instinto.
Muchas de ellas escuchan como si les interesara un carajo lo que dices, como si ellas no tuvieran sus propios pedos, tratan con gente absolutamente desagradable, cosa que nadie más haría, poniendo su mejor cara, su cuerpo. Es aquí donde yo veo la nobleza, no en el más putrefacto, sucio acto vulgar de degradación que la mayoría de la gente prejuiciosa ve.
Durante años han sido las musas nocturnas de artistas, modelos de pintores, amores imposibles, compañeras de perdición. O sea vivir como se te de la gana.
A diferencia de una relación no hay reproches, dramas, ni peleas absurdas, ellas están siempre dispuestas, siempre y cuando tengas el dinero suficiente. Puedes no dirigirle la palabra y a nadie le importara puedes verlo como una bajeza que queda para el hombre solitario, pero puede ser una elección, no un único recurso. El amor puede o no puede estar presente, lo que es cierto es que no es esto lo que buscas sino alguien que pueda comprender la situación por la que atraviesas sin prejuicios.
La interacción va mucho más allá del sexo va a la realización personal, a no darle existencia al otro sino dársela uno mismo, satisfacer cosas que se guardan en secreto, manías, filias, que por temor y pudor no se pueden compartir con un ser que sepas que se puede largar y no volverte a dirigir la palabra. Es aquí donde realmente puedes ser tú; tú eres el amo, tú decides que, como, cuando donde, no te interesa su vida con cuantos a estado, si le gusta lo que haces, si lo haces bien, si esta satisfecha, es una pulsión egoísta que gira en torno a lo que es y ya, mera y pura satisfacción.
Tienes todo un cuerpo a tu disposición, oídos, manos, boca, pies, nalgas, sexo, depende de lo que padezcas será tu solución, tu disposición, es el mundo abierto a las posibilidades, siempre que se acuerde y se respete el pacto. Porque hasta para esto hay una ética no todas son para lo mismo, abra quien no quiera participar en tu twisted game.
Es una cuestión de poder de establecerlo la interrogante es ¿quién lo tiene o quién cree tenerlo?.
Por eso es una práctica que siempre ha existido, geishas, cortesanas, pillow books, callejeras, escorts, en fin…
Ahora pienso en la película ¨Leaving Las Vegas¨ donde cada uno es libre de vivir la vida que quiera por eso es que la gente acude con las prostitutas, por miedo a enfrentar una verdadera relación donde puedas ser ese que quieres ser pero siempre haz tenido miedo de liberar ante los ojos de tu amante.